La sentencia de una actividad milenaria

Se dice que la pesca se originó hace miles de años. Cuentan las leyendas japonesas que en el primer siglo de la era actual, la emperatriz Zingo elaboró un anzuelo con una aguja, utilizó granos de arroz como cebo y con un hilo de uno de sus trajes confeccionó la cuerda con la que lo amarró a una larga vara; con estos avíos fue como capturó una trucha en uno de los ríos cercanos.
Sentencia milenaria: subsistir y pescar, Ricardo Baeza Errazuriz.

La pesca es una de las primeras actividades del hombre, encaminada a satisfacer sus necesidades básicas de alimentación. Podemos remontarnos a los inicios de la pesca marina bajo su forma más simple, tal como se practicó en las costas europeas durante la Edad de Piedra. En un principio la pesca se limitaba a una simple recolección, principal actividad del hombre prehistórico, pasando a usarse posteriormente ingenios habituales de caza, tales como lanzas, el arco y las flechas, tanto en las aguas continentales como en el mar.
La pesca sirvió, en un principio, para subvenir a las necesidades individuales, pero enseguida el incremento de la producción a causa de esta actividad, hizo nacer un comercio floreciente. La oferta, demanda, todo fue mutando, como una sentencia que falla a favor del comercio y el intercambio.
Poco a poco se fueron aprendiendo las propiedades conservantes de la sal, de hecho hace ahora 3.000 años que el comercio del pescado salado y seco era uno de los más florecientes del área mediterránea. Los fenicios en especial, llevaban a cabo con este producto un comercio activísimo, según atestiguan los nombres de muchas ciudades: por ejemplo, Sidón, significa "pueblo de pescadores".
Los documentos y referencias que la historia ha ido dejando son muy variados, siendo la pintura más antigua que se conoce la de un pescador con caña del antiguo Egipto, que tiene alrededor de 4.000 años de antigüedad. En la Antigua Grecia también encontramos que Platón y Aristóteles mencionan la pesca con caña, y Plutarco da consejos sobre los sedales para pescar. El romano Claudio Aelian (170-235 d.C.) escribió sobre los pescadores de trucha de Macedonia, que usaban moscas artificiales o anzuelos con cebos emplumados, no a modo de denuncia, sino de narración.
Sin duda que la historia de esta actividad guarda innumerables anécdotas, referentes y sucesos que la hacen más que interesante. En Chile, Miami, Europa, en todo el mundo se desarrolló de una manera tan increíble como particular.

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